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miércoles, 7 de septiembre de 2011

Cola de flor - Español Ejercicios Tercer grado

La historia del perro con cola de flor.



Este cuento fue publicado originalmente en 1984, lo cual quiere decir que para cuando apareció en nuestros libros era un cuento casi nuevo. La autora, Laura Devetach (Argentina, 1936), es junto a otros escritores argentinos (como Ma. Elena Walsh) precusora de la literatura infantil tanto en su país como en muchos otros.

Y de nuevo, al ver la versión original, nos podemos dar cuenta de los cambios que tuvo este cuento al adaptarse para nuestros libros, comenzando por el nombre del perro que originalmente se llamaba Pirucho. Pongo en negritas lo que cambió en nuestro libro:

Cola de flor

Un día de invierno, le brotó a Pirucho una margarita en la punta de la cola.
Era lindísimo sentirse un perro que en vez de terminar en perro, terminaba en flor.
Grupi grupi – ladró Pirucho con los ojos redondos – Y ahora.¿Qué hago?
Pero no tuvo mucho tiempo para pensar. Tía Sidonia lo paró sobre una carpeta con flecos, en la mesa.
Tururú –dijo- Justo hoy vienen mis amigas a tomar el té, y no conseguí flores para adornar la casa. Pirucho: trabajarás de florero esta tarde.
Grupi, grupi – rezongó el perrito- yo me aburro trabajando de florero.
¡Quietito, quietito y la cola bien alta para que se vea la margarita!
Llegaron las amigas de Tía Sidonia. Todas tenían sombrero llenos de plumas y frutas y decían úia, úia, úia. Pirucho se asustó mucho ante tanto ruído y escondió la cola entre las patas: pero más la escondía, cuando una señora vio la flor y dijo:
Uia, uia, uia. Voy a deshojar esta margarita con te quiero mucho-poquito-nada para ver si mi novio se acuerda de mí.
Entonces, Pirucho dio un gran salto por la ventana y aterrizó en una esquina celeste.
Había mucha gente apuradísima. A nadie se le ocurrió que era muy lindo ver un perro con la cola florecida, sobre todo en invierno. Los señores y las señoras sólo querían quitar a Pirucho su margarita.
Un señor novio la quería para ponérsela en el ojal.
Una señora gorda, para adornar una torta de chocolate y manteca.
Una señora flaca, para hacer té de margarita con limón.
Un domador, para hacerle chúmbale al león.
Y un verdulero, para ponérsela en la oreja y cantar “cómo te floreás, José.”
Pirucho se escapaba y espiaba desde atrás de los buzones, asustado y triste.
Hasta que empezó a llover una lluvia cantora. Con la lluvia llegó Laurita, la chica del paraguas rojo.
-¡Qué cosa más linda! – le dijo al perro - ¿Qué hiciste para que te floreciera la cola?
-No sé – dijo Pirucho con un poco de vergüenza- Soy un perrito muy qué-se-yo. Me pasan cosas que a veces no entiendo.
-Es muy lindo tener margaritas en la punta de la cola, sobre todo, en invierno.
-¿No me querés quitar la margarita como todos los demás? –preguntó asombradísimo.
-¡No, no! - dijo Laurita riéndo, y al reírse, la lluvia pintó la esquina de azul. ¿Vamos a jugar?
La lluvia cantora tenia el tamaño del paraguas. Laurita y Pirucho se fueron saltando y se llevaron con ello la lluvia y el paraguas.
Y arriba del paraguas, arriba, bien arriba de todo, se abrió otra margarita, blanca y mojada.



Es interesante ver los cambios que tuvo el cuento e imaginar los motivos por el que los hicieron. Algunos debieron ser para sustituir palabras o expresiones tradicionales de Argentina y poner su equivalente en el lenguaje mexicano. Otros posiblemente fueron para simplemente resumir un poco la historia, pero hay unos que realmente no les encuentro el motivo, como el de haber cambiado completamente el final. Es como cuando de un libro hacen una pelicula y cambian radicalmente la historia para hacer una nueva o con un desenlace distinto =P.

Por otra parte, esta lectura venía seguida de la lección ¿Con c o con qu? donde, al igual que en la lectura del Disfraz de Cuca, nos enseñaban el uso de estas letras.



Y la ilustración de esta página (a cargo de Milo) corresponde a la parte donde Saverio se enfrenta al señor que se quería poner la flor en el ojal (de la solapa) y a la señora gorda que la quería para adornar su pastel.

Por último, según parece esta es la portada del cuento de 1984, donde podemos ver a Saverio (Pirucho) en su versión original.


13 comentarios:

  1. Excelente publicacion, oye hay una lectura de una iguana que estaba en un arbol de guayaba, la tienes?? me encantaria recordarla

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  2. Dicen que la iguana muerde,
    yo digo que son guayabas:
    Yo agarré una por la cola
    y en los llanos de Orizaba.

    La iguana - Español Lecturas 3er grado

    Muy pronto

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  3. Excelente amigo, estamos al pendiente de tu blog, muchas gracias =)

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  4. Qué padre tu blog. Llegué aquí buscando "El corazón de Tláloc" y encuentro aquí a Saverio, que era el nombre que le quise poner puse a uno mi perrito cuando estaba en tercero. No me dejaron porque el perro era propiedad colectiva jajajajaja. Después de muchos años deseché los libros de primaria que conservé por muchos años... Gracias por restituirme la memoria. :)

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  5. las portadas eran fabulosas, me encantaban mis libros forrados, cuando iba al Cole era divertido ver quién tenía los libros mejor cuidados, jajaja eso nos revisaba la maestra fomentando así el buen cuidado de los mismos :)
    Atte: Mario Navarro

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  6. La Tia Sidonia ha aparecido en más cuentos. Creo en uno de un gato o algo asi :)

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  7. La tía Sidonia sale en el cuento de El Garbanzo Peligroso, de la misma autora. Hay un grupo de heavy metal que se llama Cydonia, sospecho que es debido a alguno de estos dos cuentos.

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  8. ando buscando un cuento que se llama el principe y la doncella, no recuerdo bien de que año es pero te agradecería si lo tuvieras. Gracias

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  9. Admi, ya tienes el cuento de El Garbanzo Peligroso, que es el otro de Laura Devetach? A mis hermanoy a mi nos encantaba, todavía cuando mi mama cocina le pedimos "garbanzos peligrosos"

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  10. Ando buscando la de don saponio saponaria pero no la encuentro

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  11. Hola!!! Tengo una versión de este cuento en un libro de 1972, que se llama "Cuentos para leer y contar. Allí figura como "Cuento inédito de Laura Devetach", así que supongo que será una primera versión. Allí el perrito se llamaba Saverio.

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