Hasta los borregos se asustaron jajaja.
Esta lectura al final me dejaba un sentimiento de frustración por el hecho de que el pastor había volteado y no había podido llevar a la muchacha a la plaza del pueblo. El ilustrador de la imagen de nuestro libro (Luis Escotto) tuvo la visión de que los árboles con sus ramas habían tocado su espalda, lo cual aumentaba aún más mi frustración al pensar que por una pinche rama el desdichado pastor dejó escapar una fortuna y a la muchachona. Prueba de ello es que en mis dibujos (que hasta el mismo da Vinci envidiaría) también dibujé a los malditos árboles amenazando al pastor.
Encontré dos versiones acerca de esta leyenda. La primera es la siguiente:
Hace varios siglos, en los principios de la época colonial en la Nueva España, existía un modesto hogar de campesinos en una pequeña planicie, casi perdida entre el muro de montañas que rodeaban a la recién nacida ciudad de Guanajuato. Estaba integrada a la familia, además de los padres, por un joven como de diez y ocho años y una niña de nueve. El padre se dedicaba a la alfarería, auxiliado por su mujer y la pequeña, y por su parte, el joven se ocupaba del pastoreo, llevando a las ovejas y cabras –propiedad de ellos, que con mucho esfuerzo y sacrificio habían comprado- a apacentar, ya al pie de los montes, o bien a las partes elevadas y planas de aquellos, donde crecía en abundancia la hierba. Nuestro pastor, de nombre Lorenzo, no obstante su rusticidad, era sensible a la belleza, y se extasiaba en la contemplación de los paisajes que la aurora pintaba con sus dedos de rosa, y en el mar de oro licuado de los crepúsculos; o creía adivinar cantos misteriosos que el viento le llevaba desde la espesura, a la hora del Ángelus. Su alma saturada de la polifonía de la naturaleza, cuyos arpegios unas veces eran suaves y dulces en las gargantas de las aves, y otras sonidos horrísonos en las tormentas que él trataba de expresar en modulaciones y ritmos con una flauta de caña, que con mano maestra había construido, sentado en algún pequeño montículo, desde donde vigilaba a su ganado. Y de ese modo dejaba transcurrir las horas, casi inmóvil y ensimismado en el encanto del lugar, hasta la hora del atardecer, en que volvía con paso tardo, dirigiendo a sus animales hasta la cabaña. Una de tantas veces a su regreso creyó oír una voz que partía detrás de una roca hacia un lado del sendero. Se detuvo deleitado para localizarla; pero casi instantáneamente cesó de escucharla. Atribuyó aquello a alguno de los mil ruidos que se oyen en la montaña y continuó su camino. Así pasaron varias semanas, y ya casi había olvidado aquel suceso, cuando nuevamente en el mismo sitio que la ve anterior, volvió a oír la voz, tan tierna como el canto de un ruiseñor, pero esta ve como si fuese un lamento. Se paró, puso atento el oído, y entonces escucho claramente una voz que le decía: “¡Sálvame!” Acto continuo corrió hacia el sitio de donde había salido la voz, mas todo estaba solitario y únicamente el viento peinaba los casahuates y breñales. Creyó estar sufriendo una alucinación, originada por la conseja que escuchó a un grupo de viejos, quienes cierta vez al pasar por esos lugares oyeron la voz de una virgen encantada que pedía auxilio. Satisfecho con esa explicación, que él mismo se dio, se incorporó a sus ovejas, sin embargo, un raro desasosiego había quedado grabado en su conciencia.
Al día siguiente y a la misma hora, Lorenzo volvió hacia el aprisco, indiferente a lo que le había ocurrido el día anterior; mas al pasar por el mismo sitio, la misma voz lo detuvo: “¡Lorenzo, sálvame!”
Veloz se dirigió al lugar, y vio a una hermosísima joven, con el pelo negro suelto y la mirada suplicante, que le extendió los brazos, rogándole: “El mago que me custodia se ha ausentado por unos momentos, llévame hasta la parroquia, en donde al llegar, quedará conjurado el hechizo”.
Lorenzo estaba como petrificado ante aquella cautivante belleza, como si estuviera viviendo un sueño. Y la joven, adivinando lo que le pasaba al pastor, volvió a repetirle con voz insinuante: “No pierdas en tiempo, joven intrépido, llévame contigo, y a cambio de ello te entregaré la ciudad encantada que existe entre estos montes”.
El joven pastor, en esta ocasión, no resistió la súplica, volvió hacia la joven, la cargó entre sus brazos, y con un vigor y una rapidez de que no se creía capaz, comenzó a bajar por los vericuetos espinados y peligrosos. Durante el trayecto, agregó la joven: “No vuelvas el rostro por ningún motivo, a pesar de que sientas que te persiguen, no temas la voces que te amenazan, no te detengas a sus retos, a sus imprecaciones, y corre sin descanso hasta la parroquia”.
A poco, a su espalda, escuchó voces imperativas que lo querían obligar a detenerse, y amenazas de muerte. Pero la voz acariciante de la joven lo animaba sin cesar a seguir adelante. Y él, fascinado con su belleza, no prestaba oídos al coro infernal.
Ya llevaba gran trecho caminando y las fuerzas no lo abandonaban, pero de repente sintió que algo le tocaba por la espalda, e imprudentemente volvió el rostro hacia atrás. Al punto su preciosa carga se transformó en monstruosa serpiente que huyó por entre las grietas de las rocas. El pastor, al principio sorprendido, no supo qué actitud tomar, mas en cuanto se repuso corrió hacia la cueva por donde había creído verla. Llegó hasta el lugar y buscó ansioso, pero ningún rastro revelaba la presencia del animal. Atónito y profundamente decepcionado de haber perdido a su bellísima virgen, a causa de su imprudencia, se quedó inmóvil; empero de esa actitud lo sacó un ruido espantoso que se produjo a su alrededor, y una especie de terremoto comenzó a sacudir las rocas que se fueron agitando a su vista, a manera de colosal mausoleo, donde había quedado sepultada su bien amada.
Entonces, con el más ferviente deseo imploró a los espíritus de esos sitios, le permitieran para siempre quedarse custodiando el sepulcro de su desdichada virgen. Y aquellos seres invisibles de las montañas, accedieron a aquel ardoroso deseo y convirtieron al pastor en un enorme peñasco, el cual se conoce desde entonces, con el nombre de El Pastor, y la gigantesca roca, como el de La Bufa.
Véase: Salvador Ponce de León, “La Bufa y el Pastor”, en: José Rogelio Álvarez, Selección, introducción y notas onomásticas, Leyendas mexicanas, Volumen II, España, Editorial Everest, pp. 413-415.
La principal diferencia que encuentro con la versión de nuestro libro es que aqui el pastor no cargó una piedra, sino que encontró a la muchacha y tal cual la cargó para llevarla a la parroquia del pueblo; además, una vez que volteó, ella no se convirtió en piedra sino en una serpiente.
La otra versión es aún más interesante pues, cual película hollywoodense, nos muestra una historia previa donde conocemos los motivos que llevaron a la bella mujer a permanecer atrapada en el monte esperando que alguien la rescatara. Este es el primer capítulo de esta historia:
EL CERRO DE LA BUFA Y EL PASTOR
Canta, oh diosa, y guia nuestra pluma para que de la leyenda nebulosa extraigamos las Historia de la Cuidad Encantada, que ha decir de los sabios cronistas de Guanajuato o su enjoyada replica en una de las cuevas que asoma sus fauces a nuestro paisaje.
Alla en las profundidades del siglo XVI, cuando los bosques y rios, luz y oscuridad, animales y aire, piedras y montañas de Quanaxhuato eran aun sagrados para los chichimecas, el brazo dominante del Rey de España repartio tierras, estancias ganaderas para el beneficio de algunos de sus subditos. Cuentan que mas de un asombrado pastor catellano, en sus paseos por los alrededores de la montaña mas vistosa de Guanajuato, admiro la hermosura de la Diosa del Alba. Una mujer delicada como el rocio y elegante como el cielo, vestida con telas teñidas de púrpura y nacar que cada mañana desplegaba su paso por los senderos de aquella montaña. Era hija de un viejo hechicero que habitaba en los riscos mas altos de la cumbre. Por aquel entonces ella estaba casada con Señor de la Casa de las Flechas, un guerrero de gran valor.
En una de esas ocasiones, un pastor arrebatado por la belleza de la Diosa se atrevio a seguirla por los senderos del bosque, y se atrevio a dirigirle tambien palabras de amor, sin apercibirse que el Señor de la Casa de las Flechas observaba la escena desde una cima. Entonces preparo el arco empuñando una flecha, y con disparo certero, impulsado por su enojo, atravezó el corazon del joven atrevido.
Sin domora el guerrero alcanzó, a su conyugue celeste, recrimino su conducta y la recluyó en una cueva, despues de haberla convertido en serpiente, haciendo uso de sus artes mágicas. No paso mucho tiempo para que el viejo hechicero de la montaña se enterara con indignacion de lo sucedido. De inmediato procedio a vengar el infortunio de sus hija: convocó una tempestad, tendio un manto agutado de nubarrones y arrojo sobre en impetuoso Señor de la Casa de las Flechas un rayo atronador. Luego pronuncio un conjuro con el que convirtio al joven guerrero un esbelto risco. No se sabe en que momento pero la gente empezó a nombrar, tanto a la cueva como al risco, de la Bufa y el Pastor, en memoria de la presunta burla y del hombre que dieron origen a esta tragedia.
Segun antiguas leyendas populares, la cuidad de Guanajuato se levantó un tiempo despues de lo que acaba de narrarse. El viejo brujo, sabio << hecedor de extraños conjuros>>, como dice el Poeta Rafael Lopez, envidioso de la opulencia de la naciente urbe, construyo dentro de la cueva en que se hallaba su hija-serpiente, una pequeña copia de Guanajuato. A diferencia de la ciudad autentica, la engalano con oro, la recamó con hilos de plata, e incrustó en sus pequeñas contrucciones joyas preciadisimas. Y en cumplimiento de la voluntad del anciano hechicero, todas las riquezas resguardadas en esa asombroza cueva solo seran aprovechadas por aquel hobre -guerrero o brujo- que pueda rescatar la figura de la Diosa del Alba.
He aqui el motivo por el cual en la versión de nuestro libro la muchacha también prometía al pastor una ciudad encantada si este la rescataba.
Posteriormente el segundo capítulo de esta versión presenta el final de la historia:
LA CIUDAD ENCANTADA
Imaginemos a un pastor de pocas luces, de mal aliento y oido mas acostumbrado a las fraces recias que a las dulces frases indigenas. Imaginemoslo vagando al pie de elevados peñascos, entre peligrosos declives y humedas hondonadas. Imaginemoslo que de pronto, escucha una inexplicable voz melodica. Adivinemos su miedo y su sorpresa, y el escalofrio que eriza los vellos en su espalda y los cabellos de su cabeza, al instante en que se encuentra con la dueña de esa voz.
No hay duda; es una mujer hermosa, de maneras apacibles, de la que sin embargo se cuentan cosas espantosas. Sin titubear ningun momento, el agreste vagabundo quiso poner distancia; pero en su intento no llego a dar ni un misero paso porque la mujer, imaginemos su belleza, con zalmerias y llanto le suplico que se quedara a su lado. De inmediato ella le rogó que la transpotará en sus brazos a la iglesia del centro de Guanajuato para que la ayudara a romper con el hechizo que pesaba sobre su persona. A cambio de este favor tan simple ella dispondria para el riquezas de la Ciudad Encantada, la diminuta copia de Guanajuato escondida en una de las grande cuevas de la montaña. El ingenuo pastor se imagino siendo ya un hombre rico, a tal punto que apenas escuchó la advertencia que le hizo con sus suaves palabras: durante el trayecto el no debería de voltear de ninguna manera su rostro, aunque escuchara el llamado de las voces conocidas, los gritos ofensivos o cualquier tipo de amenaza.
Cuando el pastor acepto transportar a la hija del viejo hechicero, se la hecho a cuestas y comenzo correr ladera abajo, por el cerro ahora conocido como del Hormiguero. Al aproximarse al caserio, el cabrero escucho gritos violentos, entre los que oyo una exclamacion burlona:
-¡Miren ese hombre! ¡Debes estar loco para cargar con ese moustro! Fueron tanto los gritos y exclamaciones y el escandalo que el hombre ya no pudo contener su duda y, como no queriendo, miro hacia su esplada. Acto seguido, la mujer se deslizo por la ancha espalda de su humilde y probable salvador convertida en una formidable serpiente de ojos de jade que de inmediato deasaparecio entre los matorrales y las rocas. Dicen que el pastor cayo de inmediato en un sueño y se desvanecio ahi mismo; y afirman que solo recobró el conocimiento para darse cuenta de que estaba convirtiendose en una esbelta piedra de aspecto majestuoso (desde aquellos miticos dias es conocida como el peñon del Pastor). Al mismo tiempo comenzó a escucharse un conocido estruendo de la tierra cuando tiembla y se requebraja.
Una imponente montaña asomó sus gallardas rocas sobre la ciudad de Guanajuato, cuyos habitantes bautizaron despues con el nombre de La Bufa. En compañia eterna del generoso pastor, transformado en el risco al que nos referimos antes, esa montaña aun conserva los misterios de la Ciudad Encantada, a la espera de que un hombre con poderes y cualidades extraordinarios desvanezca el hechizo.
Libro: Leyendas y relatos de Guanajuato, Prodijios y maravillas. Las mejores leyendas con fotografias de la epoca, volumen de Coleccion, Ulyses Editor. Escrito por el historiador Agustin Lanuza.
Pero no podia cerrar este post sin aclarar por qué rayos se llama La Bufa. De niño para mí cuando alguien bufaba significaba que resoplaba de coraje o que le bufaban las patas de hediondas, pero resulta que La Bufa se llama así porque se relaciona con una palabra de origen aragonés que quiere decir vejiga de cerdo, la cual tiene una forma similar a la formación rocosa del cerro, aunque esta versión está más confirmada para el Cerro de la Bufa que está en Zacatecas. Pero esa, debe ser otra historia.
Exelente volver a recordar esta lectura, de una leyenda muy conocida por aca en Gto.....acabo de recordar otra lectura llamada "la ninfa Eco", muy buena tambien
ResponderEliminarEs cierto
EliminarQué. Haces
EliminarSiii la de la ninfa Eco me hacía lamentar que la lectura fuera tan corta y que no hubiera más ilustraciones de las ninfas en nuestro libro de texto
ResponderEliminarCómo. Te. Llamas
Eliminarta chido la historia lo lei cuando iba a la escuela muy interesante
ResponderEliminarMuy bien por ponerla gracias ahora que mi hija necesita una leyenda le platicaba de esta que llevaba yo en el libro de primaria, exactamente este y al buscarla nunca pense encontrarla este era el libro que le platicaba que recuerdos gracias miles!!!
ResponderEliminarEntonces la muchacha se parecia a una vejiga de cerdo, a mi me frustaba la cara del pastor y siempre creía que era muy feo para la muchacha...
ResponderEliminarDe niño esa leyenda me llamo mucho la atención, se me quedo grabada mucho. y ahora que me di el tiempo de buscarla, me es grato verla aqui. gracias.
ResponderEliminarGracias ojala y pudieras subir una leccion que era de una nina que tenia un ojo en el dedo y la otra es la de la tortuga que tardo en subir 100 anios unas escaleras
ResponderEliminarMuy interesantes nuestras leyendas, esta en particular es de mis favoritas.
ResponderEliminarUna muy buena lección para los adultos, jamas mires al pasado (hacia atrás) o te quedaras petrificado, siempre hay que vivir el presente y seguir adelante, por cierto soy un nuevo fan de este maravilloso blog.
ResponderEliminarY precisamente estamos mirando al pasado en este blog. Muy bellas historias e ilustraciones de estos libros n_n.
EliminarCreo que, a su vez, esta historia se inspiró en la mitología griega, con el mito de Orfeo y Eurídice.
ResponderEliminares bueno recordar lecturas de la infancia y ahora se la estoy mostrando a mis hijos
ResponderEliminarme hicieron recordar cuando estaba en la primaria y volver a ver mi libro de tercero de espanol esos eran libros no como los de ahorita por cierto medaba miedo leerla y le hacia muchas preguntasa a mi mama
ResponderEliminar¡Aaahhh! Mi larga búsqueda se ve al fin recompensada... ¡Y de qué forma! Amigazo, tu blog es fabuloso. Qué lástima que en este año solo hayas podido hacer tres post. Pero vaya que es una labor titánica y muy meritoria la que estás haciendo. ¡Aparte de las lecturas, tus investigaciones sobre ellas! Ojalá no desfallezcas y termines tu labor altruista. ¡Mira a cuántas personas nos has hecho felices!
ResponderEliminarYo leí todas, absolutamente todas las lecturas y varias veces, al menos desde tercero, que es cuando entré a las escuelas de gobierno. Cada año los leía y releía hasta que me tiraron mis maravillosos libros (eso sí, tras una férrea e infructuosa)defensa de mi parte. ¡Gloria también a mis hermanos de institución (DIE-CINVESTAV), en la que hice mi maestría y doctorado por los mejores libros de texto que se han hecho en México! (Ni manera de compararlos con los bodrios plagados de estupideces y faltas de ortografía que aprobaron Chuayfett y su caterva de ignorantes).
Si no, nada más observen un detalle: ¿Se dan cuenta de la buena ortografía que tienen la mayor parte de quienes amaron y buscaron estos libros en el blog? No nos equivoquemos, señores, estos libros maravillosos jugaron su papel en ello.
¡Felicidades y un gran abrazo, amigo César JM! No desfallezcas y ojalá pronto puedas volver a postear.
Tu nuevo amigo:
Roberto L.C.
Solo te puedo agradecer por el gran recuerdo que he tenido gracias a tu blog. Estaba buscando estas lecturas por años.Ya soy fan de tu blog.
ResponderEliminarDa miedo ese cuento y eso que es de niños
ResponderEliminarPODRIAS PONER EL LIBRO DE PRIMERO. ME SERÍA GRATO RECORDAR LAS LECTURAS CON LAS QUE APRENDÍ A LEER Y UN TEXTO DE SEXTO LLAMADO. MEDUSA. GRACIAS. MUY BUENA IDEA EL RECORDAR LOS LIBROS DE ÉSTA ÉPOCA.
ResponderEliminarEse de Medusa me daba como cosa la ilustración. Ya conocía la leyenda desde muy pequeña porque aun antes de saber leer ya era ratón de biblioteca, y también recuerdo que por esos años vi Furia de Titanes en la tele junto con mi papá. Saludos.
EliminarMaravilloso!! No sabes cómo había buscado éste texto. Hoy me has metido a un túnel del tiempo y me has hecho recordar no solo los textos, sino las situaciones que viví en ése entonces
ResponderEliminarGracias amigo por subirla
ResponderEliminarCual es el texto
ResponderEliminarGracias por subirla!!! me encantaban esas leyendas urbanas en mis
ResponderEliminarLibros de primaria cuando puedas suben más historias